Para ser sincera, no siempre quise estudiar Psicología.
Desde mi niñez sufrí de asma. Era tan delicada mi condición de salud que cada año me internaban hasta 2 veces porque no bastaba con usar bombitas, ni nebulizarme.
En esos años de infancia tuve que cohibirme de hacer muchas cosas que hacen los niños por el cuidado que debía tener para no “apretarme”. Ni siquiera podía experimentar emociones fuertes como reir o llorar porque me daba crisis respiratoria.
Toda esa situación que viví, me llevó a querer estudiar Medicina y convertirme en neumóloga. Ese fue mi sueño justo antes de salir de la secundaria para comprender mejor mi enfermedad y poder ayudar a otros niños asmáticos. Así que elegí cursar en la universidad la carrera de Medicina.
Pero mis intentos por estudiar la carrera me provocaron varias crisis de salud de asma y emocionales que no me permitieron avanzar libremente en mis estudios. Esto fue un impedimento y a la vez se convirtió en una oportunidad para cambiar a otra profesión.
Fue en un momento de ese proceso que me puse a pensar que desde la adolescencia me estuve preparando para trabajar con niños y descubrí que no solo desde la especialidad de Neumología podía hacerlo, sino que existían otras carreras en las que podía ayudarlos. Fue ahí donde investigué acerca de la carrera de Psicólogia y me enamoré de ésta.
Inmediatamente decidí empezar de nuevo con esta gran meta: Ayudar a los niños y provocar cambios en ellos y sus familias a través de esta profesión. Finalmente aquí estoy, ejerciendo mi carrera desde 2019 como psicóloga infantil y juvenil, preparándome cada día más para dar lo mejor a tantos niños y adolescentes que lo necesitan.
Por eso te digo:
“Nunca te detengas de aprender, pues la vida nunca se detiene en enseñar”.
hola..